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CONVOCATORIAS

CONVOCATORIAS

Martes 5 de noviembre
19,00 h.
Ateneo de Jerez
Encuentro literario hispano-marroquí. Lectura poética.
Poetas marroquíes:
Hassan Najmi, Mourad El Kadiri, Boudouik Benamar, Azrahai Aziz, Khalid Raissouni, Ahmed Lemsyeh, Jamal Ammache y Mohamed Arch.
Poetas gaditanos:
Josefa Parra, Dolors Alberola, Domingo F. Faílde, Mercedes Escolano, Blanca Flores y Yolanda Aldón.
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17 de mayo de 2009

Carlos Castilla del Pino ha muerto. Era uno de los intelectuales más lúcidos y brillantes de la España contemporánea


Conocí a Carlos Castilla del Pino en los años turbulentos que, ya en el tramo final de los 60, inocularon en la sociedad española el virus de la libertad. Eran tiempos de agitación y cambio, de esperanzas desbordadas y acaso desmedidas, también de ir tomando posiciones en una todavía remota parrilla de salida, que los más vivos supieron aprovechar.
No era éste el caso de Castilla del Pino, que ya empezaba entonces a ser considerado uno de los intelectuales más lúcidos, brillantes e innovadores de un país de catetos en decadencia, harto de nacional-catolicismo y deseoso de sacudirse la caspa maloliente de muchas, muchísimas represiones, comenzando por la que más escocía, que era, a los 20 años de la gente de mi hornada, la represión sexual. Freud, el mítico Freud, dejó sentado era aquella la causa de múltiples neurosis. En España, López Ibor, sin duda iluminado por los cielos, afirmaba que no. También en esto éramos diferentes, a pesar de las suecas que, todos los veranos, alegraban con sus bikinis la Costa del Sol y, a la chita callando, ponían las costumbres de nuestras puritanas abuelas cara al astro rey y patas arriba. Comm'il faut.
Por entonces, el autor de obras como Sexualidad y represión , Cuatro estudios sobre la mujer o La culpa, estaba trabajando en un libro, Psicoanálisis y marxismo, fundamental en nuestra formación. De las ideas que alentaban sus páginas estuvimos hablando una tibia mañana, al final del invierno, en las ya concurridas instalaciones de Sierra Nevada. Lo mismo que Marcuse, llegó a ser un icono de aquellos recios tiempos.
Al cabo de los años, decepcionado o quién sabe, trocó su militancia comunista por el carnet del PSOE. En la recta final de su larga y fecunda trayectoria, dio a la imprenta, entre otros, sus libros de memorias, Pretérito imperfecto (1922-1949) y Casa del olivo (1949-2003), un testimonio imprescindible de la época que le tocara vivir.
El pasado día 15, murió en un hospital cordobés. Su ausencia irremediable corre un negro telón en la escena intelectual de un tiempo, de un país, muy distinto, sin duda, del que soñó.  

© Domingo F. Faílde.-