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CONVOCATORIAS

CONVOCATORIAS

Martes 5 de noviembre
19,00 h.
Ateneo de Jerez
Encuentro literario hispano-marroquí. Lectura poética.
Poetas marroquíes:
Hassan Najmi, Mourad El Kadiri, Boudouik Benamar, Azrahai Aziz, Khalid Raissouni, Ahmed Lemsyeh, Jamal Ammache y Mohamed Arch.
Poetas gaditanos:
Josefa Parra, Dolors Alberola, Domingo F. Faílde, Mercedes Escolano, Blanca Flores y Yolanda Aldón.
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6 de noviembre de 2010

Julio Rivera Cross presentó su libro "De barro en carne viva"


Adonis, el gran poeta libanés -no demasiado conocido en nuestro país-, se refería al mar como metáfora de lo indeterminado, misterioso e incógnito, fuente no obstante de la vida, que gira en torno a un eje, el amor, idea que le inspirase El principio del cuerpo, el fin del mar (Beirut, 2003). Desde su perspectiva de hombre occidental, Julio Rivera Cross (Jerez de la Frontera, 1943) se lanza a los abismos de la metafísica y pone pie en la nada, ese horrible vacío que, no obstante, va a ir llenando de cosas, al principio indecisas y, poco a poco, más concretas y nítidas cada vez, hasta darse de bruces con la vida, desde cuyo privilegiado pedestal contempla el mundo y, atónito, celebra la belleza del Universo. Éste es el punto de partida su último libro, De barro en carne viva, que el poeta presentó anoche a los lectores de Jerez, tras haberlo hecho en Cádiz y disponerse a hacer otro tanto en diferentes localidades, en una especie de itinerante retorno a la juglaría, saludable a todas luces.      
Julio Rivera arranca del vacío, que llenará, ante todo, de poesía, de poesía hermosísima, que él sabe trabajar con la pulcritud de un orfebre, sin ceder a la tentación de la prisa ni hurtarse a audacias tan razonables como buscar caminos en la ciencia e incluso involucrarla en su propio discurso, sin salirse jamás de la expresión medida, del lenguaje perfectamente milimetrado, cada vez más desnudo y acaso por ello más rutilante también. Con independencia de que en libro dedique un apartado a indagaciones metapoéticas, no es erróneo afirmar ni redundante que, si hay en estas páginas una protagonista, es la propia poesía.   
No carece de lógica este aserto, pues la sabiduría de Rivera le induce a tomarla del brazo y, lo mismo que Dante, guiado por Beatriz, emprender un viaje que, en su caso, constituye un ascenso a la belleza, donde radica –según sus propias palabras- la salvación del hombre.       
¿De qué hemos de salvarnos? A lo largo de los poemas comunicados por el autor, pudimos observar un profundo rechazo a la mediocridad, a los ídolos falsos que nos apartan de los valores auténticos y las grandes verdades, de la ignorancia que se oculta detrás de la vanidad, de las sombras que impiden ver la luz, optando por el culto a las cosas pequeñas y sencillas que sustentan el mundo, a las que es necesario acercarse, pues de ellas emana el conocimiento. Y el poeta, de nuevo, como un zahorí, seguirá el rumbo de la intuición, a fin de aprehenderlas y extraerles ese raro misterio de la poesía.     
Lo que diera comienzo con una dedicatoria al lector –procedimiento, por otra parte, heredado de los viejos juglares-, se despliega, verso a verso, y crece hasta convertirse en un canto, de dimensiones hímnicas, a la vida y a la belleza del mundo que la acoge.    
Del barro en carne viva es un libro importante, que no deja indiferente a ningún lector. Tanto en Cádiz como en Jerez provocó interesantes coloquios, que resultaron esclarecedores.   
La palabra previa, que se anunciaba a cargo de Pilar Paz Pasamar, pasó por delegación de la autora, a causa de problemas de salud, al editor del libro, Víctor Alija (Compañía de Versos Anónimos), que dio lectura al texto. En él, una vez más, se pusieron de manifiesto las cualidades literarias de Julio Rivera, jalonadas por los recuerdos de los años de juventud. Abrió el acto doña Dolores Barroso, concejal de cultura del Ayuntamiento de Jerez, que glosó la personalidad del poeta.    
          
Redacción.-