A Roma, la Roma del latín, la culta Roma de Horacio, Virgilio y
Catulo, le cabe el triste honor de haber inventado el ocio manipulador, el panem et circenses, los servicios de
inteligencia, la represión, la miseria
necesaria, diguem, de tanta gent. Lo que, traducido al castellano de hoy,
vendría a significar algo así como TVE, las corridas del señor Wert, el fútbol
sacrosanto, los chivatos de la pasma, los mossos d’esquadra y los ministros y
ministras del PP. Los mismos perros con diferentes collares, pues como dijo el
Eclesiastés –me pregunto si Rouco Varela lo habrá leído- no hay nada nuevo bajo
el sol o nihil novum sub sole.
Topamos con el
fútbol, desde luego, ese Bayern-Madrid o viceversa, que nos la sopla tanto como al Sr. Gaspart, también descabalgado por una
semiótica tan infalible como las matemáticas: España no pinta nada en Europa y
aún habremos de agradecer que la señora Merkel no tenga donde soplarle, que si
no… Y, como no hay dos sin tres, caerá también la Selección Nacional, ahora
denominada La Roja, aunque azul en el fondo como en los tiempos de don Pedro
Escartín.
A despecho de
todos, anoche la poesía puso su pica en Flandes o, para ser exactos, en el
Café-Bar Damajuana, donte tuvo lugar una lectura poética, a cargo de Dolors Alberola,
Maribel Tejero y Domingo F. Faílde, bajo el título de 3 voces, que, en este caso, resultaba obvio, y es que, a veces, no
hay mayor elocuencia que lo más simple.
Y Maribel Tejero
espigó sus poemas más comprometidos, para cerrar su ronda con una incursión
personal e intransferible en el mito de Icaria, mientras Dolors Alberola
desfloraba ante el público un cuaderno precioso, inédito
todavía, y Domingo F. Faílde alternaba una serie de poemas marinos con otros de
factura más reciente. Por raro que parezca, en tiempos como éstos, en que sólo
Rihannas, Jenifers, Madonnas y otros divinos muslámenes tienen licencia para repetir,
los poetas de la terna hubieron de hacer bis: es evidente que, al menos
sus versos, están de buen ver.
La velada acabó
entre aplausos, incienso veneciano, mirra bizantina, claveles portugueses –no en
vano era 25 de abril-, fotos, abrazos y eso que los más jóvenes llaman buen
rollo, para acabar en la Cibeles casi metafísica que es la barra de un bar. La
gente, alrededor, hablaba de fútbol. ¿Qué estarían pensando los ministros…?
Redacción.-