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CONVOCATORIAS

CONVOCATORIAS

Martes 5 de noviembre
19,00 h.
Ateneo de Jerez
Encuentro literario hispano-marroquí. Lectura poética.
Poetas marroquíes:
Hassan Najmi, Mourad El Kadiri, Boudouik Benamar, Azrahai Aziz, Khalid Raissouni, Ahmed Lemsyeh, Jamal Ammache y Mohamed Arch.
Poetas gaditanos:
Josefa Parra, Dolors Alberola, Domingo F. Faílde, Mercedes Escolano, Blanca Flores y Yolanda Aldón.
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13 de junio de 2012

Luis García Gil y David Moya, protagonistas de una brillante velada poética y musical


                Entre los poetas de la generación del milenio –agrupo bajo esta denominación a los autores que empiezan a publicar en torno al año 2000- y ciñéndome a aquellos que la provincia de Cádiz ha aportado a la poesía española, destaca con diferencia el nombre de Luis García Gil, un poeta solvente y riguroso que, en los umbrales de su joven madurez, ha venido creando una obra sólida, al margen de alharacas intempestivas e inasequible a halagos escolásticos, todo en beneficio de lo fundamental: la conquista de una voz propia, que ahora suena con nitidez en medio del ecléctico guirigay de estos tiempos oscuros.
                La música y el cine delinean en su escritura una mitología que, si bien irrumpió en la literatura hace bastantes décadas –recordemos al Rafael Alberti de Yo era un tonto…-, ahora adquiere un perfil, arraiga en la experiencia del hombre cotidiano y codifica un espacio simbólico donde el lector no tarda en ubicarse y reconocerse. Realidad y ficción se mezclan e interactúan, proyectando a través del lenguaje poético las pasiones y obsesiones con que el autor se integra en su contexto histórico: el amor, acaso depurado de sus largas secuelas petrarquistas, el dolor, la esperanza de un mundo que se debate con sus contrarios, el compromiso de la palabra… Todo ello en un cauce formal que parte sin complejos del orbe de los clásicos y se va despegando sabiamente hasta alcanzar esa libre dicción que confiere el versículo, sin tropiezos sonoros ni sintácticos, en un alarde de tino y pulcritud.
                Con estos elementos, Luis García Gil, más que ofrecer anoche en Damajuana una lectura poética, protagonizó una velada que, sin vanas hipérboles, puede calificarse de excepcional: todo medido, previsto, elaborado, con el tacto exquisito de quien sabe poner en escena lo más bello de sí, reemplazando la consabida performance -¡tan de moda!- por el espectáculo natural de una poesía bien hecha, bien pronunciada y excelentemente comunicada.
                Para ello contó con un colaborador singular, David Moya, un cantautor murciano, a quien mejor cuadrara definir como poeta de la canción y ello por un hecho tan simple como evidente: lo es. Tanto en los textos propios como en los que selecciona con sumo gusto, se desenvuelve con arte, ritmo y la magia precisa para seducir, como anoche, a un auditorio que atestaba el local. Habrá que dedicarle una velada, toda vez que este público obligó por dos veces a Moya y García Gil a hacer extras, lo cual es infrecuente.
                Y habrá que hacer balance del conjunto de estas veladas, que pusieron, desde el primer momento, muy alto el listón. Así, sencillamente, la poesía.

© Domingo F. Faílde, 2012.-