El mito de Narciso, como todos los clásicos,
ha ejercido una enorme fascinación no sólo entre los poetas, sino también entre
pintores, escultores y músicos. Este muchacho, símbolo de la egolatría,
rechazará el amor de la ninfa Eco, que muere despechada, y el joven, enamorado
de su propia imagen, al verla reflejada en el agua, se arroja a la corriente y
allí donde se ahoga brota y crece la
flor que hoy ostenta su nombre.
No es ésta, desde luego, la única versión de
esta historia y el poeta, por su parte, no nos cuenta la suya, sino la
proyección de este mito al ámbito de la
realidad cotidiana, al espacio de nuestra experiencia, con un llamamiento
tácito a la reflexión.
“Matar a Narciso” –dice Josefa Parra en el prólogo- es matar esa parte de nosotros mismos que se recrea con demasía en el
propio yo. Es buscar al otro y buscarse (siendo otro, más alto, más maduro, más
vivido) en un espejo interior y no en el azogue externo o en las aguas de un
río que quizá sea “el ajeno frío del agua”. Y, en
palabras del propio autor, “Matar a Narciso” también
supone tener conciencia de que no siempre somos los mismos. Las personas
cambian a lo largo de la vida. Al mismo tiempo, retoma el concepto de que en
cada libro uno nace a la vida, se desarrolla, crece y muere con el último verso
del poemario, como si en cada acto de escritura uno se entregara por completo.
En cada libro uno mata a Narciso. En cada libro reaparece con energías
renovadas.
Domingo F. Faílde, en su discurso de
presentación, destacó los valores formales del libro: En el plano formal, Alejandro Pérez Guillén evidencia una síntesis saludable entre dos formas de concebir la escritura
que, al fin y al cabo, desembocan en una misma praxis. Quiero decir con ello
que cuida e incluso mima la forma, puliendo el verso y buscando la perfección,
pero sin permitir que el gusto por lo perfecto, la voluntad de estilo, como se le llamó en otro tiempo, eleve una
muralla inexpugnable entre autor y lector, en detrimento de la comunicación,
ese diálogo íntimo en que, en última instancia, se resuelve el misterio de la
creación poética.
El acto tuvo lugar anoche en Damajuana, dentro del ciclo Versos en
plenilunio. El poeta, antes de centrarse en el libro presentado, efectuó un
cuidado recorrido por su obra anterior.
Redacción.-