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CONVOCATORIAS

CONVOCATORIAS

Martes 5 de noviembre
19,00 h.
Ateneo de Jerez
Encuentro literario hispano-marroquí. Lectura poética.
Poetas marroquíes:
Hassan Najmi, Mourad El Kadiri, Boudouik Benamar, Azrahai Aziz, Khalid Raissouni, Ahmed Lemsyeh, Jamal Ammache y Mohamed Arch.
Poetas gaditanos:
Josefa Parra, Dolors Alberola, Domingo F. Faílde, Mercedes Escolano, Blanca Flores y Yolanda Aldón.
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22 de agosto de 2012

Cuatro poetas sevillanas y la voz de una guitarra


Que algo tendrá el agua cuando la bendicen, lo solían decir en otro tiempo, cuando el agua era fresca y corría libre, sin gravámenes mostrencos ni nadie que la usurpase por presura, como en la rancia Edad Media, y cualquier bendición sabía a gloria bendita. Viene el refrán al caso de Sevilla y la justa celebridad alcanzada por sus poetas, aquella denominada escuela sevillana, que no es mejor ni peor que la granadina, pongamos por caso, sino grande; grande, sencillamente, con sus luces, sus sombras, disputas, diásporas, porque de todo alienta en la belleza, que es el motor y la meta de la sensibilidad.
                Hubo derroche ayer de sensibilidad en la velada poética que congregara en el patio andaluz del café Damajuana las voces poéticas de cuatro mujeres: Ana Isabel Alvea, que capitaneaba el coro de las musas, Isabel Martín Salinas, Marta López Flores y Rosa María García Barja, arropadas por los arpegios del guitarrista José Manuel Ibáñez Lérida.
                Las autoras hicieron gala de lo que las distingue: todas ellas poseen una voz propia y una andadura casi en solitario, en la que fueron templando sus obsesiones líricas y, desde luego, su estilo.
                Conocíamos a Ana Isabel Alvea, que ya compareciera en este mismo foro hace un año y a quien leímos su primera entrega, Interiores, de la mano de ese proyecto editorial que dio en llamarse Versos en Huida, aludiendo quizás a la intención contraria. Su poesía, como es habitual, discurrió por cauces de sencillez y emoción, por donde suele navegar la autora, al encuentro de la palabra esencial, que nombra las cosas sin apenas rozarlas, para que su belleza relumbre en el discurso.
También a Marta Flores la conocimos, hace algo menos de un año, en Sevilla. Su voz es recia, su palabra directa, su poesía se adentra en las entrañas de sus lectores con vocación de estallar, especialmente cuando aborda temas sociales y la injusticia se le clava en el corazón.
 Rosa María García Barja eligió, a su manera, el territorio de la experiencia. Su poesía se nutre de la vida y a la vida devuelve la quintaesencia de su emoción creadora: poemas de versos largos, que a veces se desbordan y sesgan hacia el espacio textual de la prosa, sin perder nunca el norte ni apearse del tono cordial que le caracteriza.
Isabel Martín Salinas, almeriense de Adra, aunque reside en Sevilla, nos sorprendió cantando las singulares arias de sus óperas, en cuyos textos se dan cita lirismo, ternura y habilidad narrativa. Acompañada a la guitarra, que tañía ella misma, su voz sonaba firme y bien templada, caldeando el ambiente, ya tórrido, de la noche.
El guitarrista José Manuel Ibáñez puso fondo musical a los poemas de las autoras intervinientes.
Y el acto, muy hermoso.

Redacción.-